¿Qué es la ansiedad infantil y cómo se trata?

La ansiedad infantil y juvenil es uno de los problemas de salud mental más frecuentes en niños y adolescentes. Se manifiesta cuando el miedo, la preocupación o la inseguridad aparecen de forma intensa, persistente y desproporcionada, interfiriendo en el bienestar emocional, el rendimiento académico y la vida social del menor.

En Gabinet Psicològic Tena, somos especialistas en el diagnóstico y tratamiento de la ansiedad infantil en Esplugues de Llobregat, ofreciendo una atención profesional, personalizada y basada en criterios clínicos contrastados.

Por otro lado, es fundamental ofrecer uno en torno a apoyo y de comprensión, fomentar la comunicación abierta y promover hábitos de vida saludables como una buena alimentación, hacer ejercicio regular y suficiente tiempo de descanso.

Si te procupa que tu hijo esté sufriendo de ansiedad, te recomiendo que consultes con uno de nuestros profesionales del equipo de psicólogos y psiquiatras. Así podremos empezar a ofrecer una evaluación adecuada del caso y un plà de tratamiento adaptado a su situación personal.

¿Qué es la ansiedad en niños y adolescentes?

La ansiedad es una respuesta emocional normal ante situaciones nuevas, exigentes o desconocidas. Sin embargo, hablamos de trastorno de ansiedad infantil cuando esta reacción:

  • Se mantiene en el tiempo
  • Aparece de forma excesiva
  • No se ajusta a la edad del niño
  • Limita su funcionamiento diario

Los niños y adolescentes con ansiedad pueden experimentar preocupación constante, miedo intenso, inquietud, irritabilidad, dificultades de concentración y síntomas físicos como dolor abdominal, cefaleas o alteraciones del sueño.

Síntomas de la ansiedad infantil y juvenil

Los síntomas pueden variar según la edad y el tipo de ansiedad, pero los más habituales son:

  • Preocupación excesiva y difícil de controlar
  • Miedo intenso ante situaciones cotidianas
  • Irritabilidad o cambios de humor frecuentes
  • Dificultades para dormir
  • Problemas de concentración
  • Quejas físicas recurrentes (dolor de estómago, náuseas, cefaleas)
  • Conductas de evitación
  • Dependencia excesiva de figuras de referencia

Cuando estos síntomas persisten y afectan al desarrollo del niño, es fundamental realizar una evaluación profesional.

¿Cuáles son las causas de la ansiedad infantil y juvenil?

La ansiedad infantil tiene un origen multifactorial, donde interactúan distintos factores:

  • Factores genéticos: mayor vulnerabilidad cuando existen antecedentes familiares
  • Experiencias traumáticas: pérdidas, accidentes, violencia, cambios bruscos
  • Estrés académico y presión escolar
  • Cambios vitales importantes: mudanzas, divorcios, llegada de hermanos
  • Conflictos familiares o falta de apoyo emocional
  • Dificultades sociales o bullying
  • Uso excesivo de tecnologías
  • Otros trastornos psicológicos o médicos asociados

Cada niño es único, y por eso el diagnóstico debe realizarse siempre de forma individualizada.

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Tipos de trastornos de ansiedad infantil

Ansiedad por separación

Se caracteriza por un miedo o angustia excesiva cuando el niño se separa de sus padres o seres queridos. Esta manifestación suele ser inadecuada por el nivel de desarrollo del niño.

Se manifiesta por al menos tres de los siguientes síntomas:

  • Malestar excesivo y recurrente cuando se prevé o se vive una separación del hogar o de las figuras de mayor inclinación.
  • Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las figuras con las que mantienen mayor vínculo afectivo  o bien, que puedan sufrir un posible daño, como una enfermedad, calamidades o muerte.
  • Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad que un acontecimiento adverso cause la separación de una figura de vínculo próximo.
  • Resistencia o rechazo persistente a salir, lejos de casa, en la escuela, al trabajo u otro lugar por miedo a la separación.
  • Miedo excesivo y resistencia a estar solo o sin las figuras de mayor vinculación a casa o a otros lugares.
  • Resistencia o rechazo persistente a dormir fuera de casa o  a dormir sin estar cerca de una figura próxima.
  • Pesadillas repetidas sobre el tema de la separación.
  • Quejas repetidas de síntomas físicos cuando se produce o se prevé la separación de las figuras de mayor aferramiento.

El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente dura al menos cuatro semanas en niños y adolescentes.

El niño que lo sufre, muestra una alteración que causa un malestar clínicamente significativo o deterioro a nivel social, escolar o bien, en otros áreas importantes en el funcionamiento.

Fobias infantiles

La fobia es un miedo intenso y persistente hacia un objeto o situación concreta (animales, alturas, volar, sangre, espacios cerrados…).
El miedo es desproporcionado al peligro real y genera evitación y malestar significativo.

¿Cuáles son los síntomas en fobias infantiles?

Los niños o adolescentes acostumbran a mostrar una serie de síntomas que se muestran una vez aparece el estímulo que les genera la fobia. Así mismo, también podan aparecer síntomas antes de que el niño anticipe el contacto real con el estímulo.

    Algunos de los síntomas que muestran sueño:

  • Ansiedad

  • Miedo irracional ante la situación temida

  • Sudoraciones, palpitaciones, náuseas, mareos

  • Necesidad de ir al lavabo frecuentemente

  • Otros miedos recurrentes

  • Llantos, gritos..

  • Necesidad de estar cerca de la figura de vinculación

Tipos de fobias

Los tipos de fobias que existen son:
A los animales, al entorno natural (p.ex: alturas, tormentas.. etc), a la sangre inyecciones, o lesiones y a situaciones más específicas (p.ex: a volar, en los ascensor, lugares cerrados,..etc).

Trastorno de pánico

El trastorno de pánico en niños y adolescentes se caracteriza por la aparición de ataques de pánico recurrentes e inesperados, que generan un miedo intenso y súbito, acompañado de síntomas físicos muy llamativos. Estos episodios no siempre están vinculados a una situación concreta y pueden aparecer de forma inesperada, lo que incrementa la sensación de pérdida de control.

Durante un ataque de pánico, el niño o adolescente puede experimentar palpitaciones, sensación de ahogo, mareo, temblores, sudoración, opresión en el pecho, así como miedo intenso a perder el control, volverse loco o morir. Aunque los síntomas son muy intensos, no suponen un peligro real para la salud física.

Tras los primeros episodios, suele aparecer una preocupación persistente por la posibilidad de sufrir nuevos ataques, lo que puede provocar evitación de lugares o situaciones asociadas a episodios previos. Este patrón puede afectar de forma significativa a la vida escolar, social y familiar si no se aborda adecuadamente.

Ansiedad social

La ansiedad social infantil, también conocida como fobia social, se manifiesta como un miedo intenso y persistente a ser evaluado negativamente por los demás en situaciones sociales o de rendimiento. Este temor no se limita a la interacción con adultos, sino que aparece especialmente en contextos con otros niños o adolescentes.

El niño puede mostrar evitación de situaciones sociales, llanto, bloqueo del habla, rigidez corporal, retraimiento o aislamiento. En algunos casos, la ansiedad se expresa mediante rabietas o resistencia intensa a participar en actividades grupales.

La ansiedad social es persistente (duración mínima de seis meses) y provoca un malestar clínicamente significativo, interfiriendo en las relaciones sociales, el rendimiento académico y la autoestima. A diferencia de la timidez, la ansiedad social genera un sufrimiento intenso y limita de forma clara la vida cotidiana del menor.

Timidez

La timidez es una característica de personalidad frecuente en la infancia y adolescencia, y forma parte del desarrollo normal. Los niños tímidos suelen mostrar inhibición, reserva o incomodidad en situaciones sociales nuevas o ante personas desconocidas.

A diferencia de los trastornos de ansiedad, la timidez no implica necesariamente malestar intenso ni deterioro funcional. Muchos niños tímidos se adaptan progresivamente a las situaciones sociales sin necesidad de intervención clínica.

Solo se recomienda intervención psicológica cuando la timidez interfiere de forma significativa en el desarrollo social, emocional o académico del niño, generando aislamiento, baja autoestima o evitación persistente de situaciones importantes para su desarrollo.

Mutismo selectivo

El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad infantil en el que el niño es incapaz de hablar en determinados contextos sociales, como la escuela, pese a comunicarse con normalidad en entornos familiares o con personas de confianza.

Suele iniciarse en la infancia temprana, generalmente antes de la etapa escolar, y está estrechamente relacionado con la ansiedad social. El silencio no es voluntario ni desafiante, sino una respuesta intensa de ansiedad ante determinadas situaciones sociales.

Este trastorno interfiere de forma significativa en la comunicación social, el rendimiento académico y la integración escolar, y requiere una intervención psicológica especializada para evitar su cronificación y el impacto emocional a largo plazo.

Algunas características son:

  • Ausencia del habla en situaciones sociales específicas.

  • Expresión de la ansiedad o malestar en situaciones dónde de espera que el niño hable.

  • Capacidad para hablar con normalidad en entornos familiares o con personas próximas.

  • Inicio temprano en la infancia, antes de la etapa escolar.

  • Duración prolongada, generalmente al menos un mes.
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Ansiedad generalizada (TAG)

La ansiedad generalizada en niños y adolescentes (TAG) se caracteriza por una preocupación excesiva, persistente y difícil de controlar, que afecta a múltiples áreas de la vida del menor, como la escuela, la salud, las relaciones sociales o el desempeño personal.

El niño suele anticipar constantemente situaciones negativas, mostrando inquietud, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse, así como tensión muscular y alteraciones del sueño. A diferencia de otros trastornos de ansiedad más focalizados, en el TAG la preocupación es difusa y generalizada.

  • Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.

  • Facilidad para fatigarse.

  • Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.

  • Irritabilidad.

  • Tensión muscular.

  • Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo o su inquieto o insatisfactorio)

La ansiedad y los síntomas asociados generan un malestar clínicamente significativo y afectan al funcionamiento académico, social y familiar, por lo que es fundamental una evaluación psicológica adecuada y un tratamiento temprano.

¿Cuándo acudir a un psicólogo infantil?

Es recomendable solicitar ayuda profesional cuando:

  • La ansiedad no remite con el tiempo
  • Interfiere en la escuela, la familia o las relaciones sociales
  • El niño muestra sufrimiento emocional significativo
  • Aparecen síntomas físicos frecuentes sin causa médica

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